Fachada de la Encomienda

Situada en calle Real, 47, encontramos la fachada de la casa-palacio del comendador. Se trata de una fachada señorial que perteneció a la casa-palacio del Comendador de la Orden de San Juan, Fernán Rodríguez de Valbuena, también llamado Hernán Rodríguez de Balboa y apodado como el “Buen Prior”. Esta fachada del siglo XIII, estuvo desaparecida bajo una capa de cal hasta que unas obras la sacaron a la luz. Solamente se conserva su arco de entrada y el escudo.

El escudo que encontramos en la fachada tiene como timbre la cruz de ocho puntas de la Orden de San Juan. Los tenantes o soportes son nueve vexiloides o banderas dispuestas de forma simétrica, pero con el asta apuntando hacia abajo. El blasón es jaqueado de órdenes tres y cinco.

En sus momentos de máximo poder y esplendor, Castronuño llegó a tener un patrimonio monumental acorde con la dignidad e importancia de la encomienda. Existía un recinto amurallado con el castillo de La Muela, que fue desmantelado durante el reinado de Isabel la Católica. También existía la gran iglesia parroquial Santa María del Castillo, un humilladero de la Vera Cruz, cinco ermitas dedicadas a San Andrés, San Lázaro, San Sebastián, San Gregorio y San Marcos, además de dos hospitales con sus capillas, el de San Ildefonso para hombres, y el de Nuestra Señora de la O, para mujeres y la casa-palacio del comendador. No hay que despreciar el valor emblemático que para los sanjuanistas tenía la localidad, pues la habían convertido hacía tiempo en sede de los Capítulos Generales Hospitalarios y en cuyo castillo guardaban sus más importantes documentos.

El prior de San Juan, Fernán Rodríguez de Valbuena, ocupaba el cargo al comenzar el reinado de Alfonso XI, interviniendo desde el primer momento con energía y ambición en la esfera política castellana, demostrando una personalidad propia que rebasaba la que pudiera derivar de su cargo como prior. El relieve político de Fernán Rodríguez, que le llevó a ser figura de romance, favorecerá a su vez la estabilidad de la Orden de San Juan en Castilla, convirtiéndola en institución capaz de contrarrestar la presión de las órdenes militares españolas.

La salud del comendador comenzaba a resentirse como consecuencia de la edad y era el momento de pensar en el lugar en que habría de descansar su cuerpo. El lugar elegido fue la villa de Castronuño. En esos años de privanza y apogeo, Don Fernán Rodríguez acometería la construcción de su capilla funeraria. A pesar de los usos vigentes, Rodríguez de Valbuena concibió su enterramiento como la imagen visible de su poder y estatus social y construyó la ermita del Cristo de San Juan, actualmente renombrada como iglesia de Sta. María del Castillo.

Hay documentación que da cuenta de sus frecuentes estancias en este lugar, donde tenía esta residencia adecuada para hospedar a las más altas dignidades de la época. Por ejemplo, en 1320 recibía de forma espléndida en su residencia de Castronuño al arzobispo de Compostela y a los obispos de Zamora, Coria y Lugo.

Fernán Rodríguez era de la comarca leonesa del Bierzo. El topónimo que acompaña su apellido, Valbuena cuando se refiere en castellano (o Balboa, cuando se prefiere la forma gallega), nos da la pista sobre la cuna de su linaje, que es el castillo de Balboa, cerca de Villafranca del Bierzo. Conocemos su filiación gracias a diversos documentos de los monasterios de Santa María de Peñamayor y de Santo Domingo de Lugo, por los que sabemos que era hijo de Arias Fernández de Valbuena, que ya estaba muerto en 1349, y de Leonor García de Valcárcel. Sabemos, asimismo, que era hermano de Gonzalo de Balboa, Superior general de los Franciscanos, muerto en París en 1313. Por su línea materna, Fernán Rodríguez era primo carnal de García Rodríguez de Valcárcel, Adelantado mayor de Galicia en 1318, que era además su cuñado como marido de Dña. Teresa Fernández de Balboa, hermana del prior. De este matrimonio provienen los descendientes de este linaje de caballeros.